Hay situaciones en la vida que tiran por la borda todas las teorías y enunciados que he venido repitiéndome a través de estos últimos quince años.
Día tras día me he propuesto no dejar la vida en los intentos. Lo que significa intentar el cambio de actitudes a medida que descubra que ello es necesario para un mejor vivir, tanto para mi como para quienes comparten la vida conmigo y tamién, por qué no, para los que circunstancialmente deben tratarme, cualquiera sea la circunstancia.
Pero aquí no termina todo.
Pero aquí no termina todo.
Me propongo cada mañana comenzar el día con una mejor actitud y si la aptitud no me favorece con su luz, me conformo con el hecho de utilizar mi mejor buena voluntad para salir adelante en la nueva jornada, hasta que de pronto... zás! una estocda y me quedo dura como estatua y me pregunto, qué hacemos amiga, ponemos la otra mejilla? Enfrentamos? Nos endurecemos? Dejamos al otro desahogarse? Generalmente opto por esta última acción. Guardo silencio y escucho atentamente.
Qué dice cuando me dice lo que está diciendo?
Qué es lo que realmente manifiesta cuando se expresa?
Qué cosa lo ha mortificado tanto para que actúe con esa violencia verbal, con esa agresividad contenida en las exabruptos?
Hasta cuándo podrás amiga sostener esta actitud? -me pregunto cada día-
Todos los días y todas las veces que te lo propongas -me respondo-
Es su problema. No es tu problema- me repito.-
En mí no está la solución al conflicto de este momento. Por lo tanto no lo tomes. No lo hagas propio. No lo retengas.
Y luego sigo con mis cosas, mis actividades mi rutina.
A veces logro comprenderlo. A veces no.
Pero en mi actitud está el intento.
Qué dice cuando me dice lo que está diciendo?
Qué es lo que realmente manifiesta cuando se expresa?
Qué cosa lo ha mortificado tanto para que actúe con esa violencia verbal, con esa agresividad contenida en las exabruptos?
Hasta cuándo podrás amiga sostener esta actitud? -me pregunto cada día-
Todos los días y todas las veces que te lo propongas -me respondo-
Es su problema. No es tu problema- me repito.-
En mí no está la solución al conflicto de este momento. Por lo tanto no lo tomes. No lo hagas propio. No lo retengas.
Y luego sigo con mis cosas, mis actividades mi rutina.
A veces logro comprenderlo. A veces no.
Pero en mi actitud está el intento.